Una amiga y colega que la vida me regaló y que comparte conmigo mucho mas que su pasión por las leyes, sino una historia de supervivencia de la enfermedad del cáncer. A un año de su diagnóstico Janelise nos cuenta su historia…
Hace unos años, recién graduada de Escuela Superior, llegó a mi vida un individuo no invitado. Luego de casi 17 años de haberle olvidado, el 25 de octubre de 2017 se volvió a invitar a mi vida. Ese día volviendo de mi trabajo y en camino a buscar a mis dos pilares de vida, mis padres, recibí la llamada de mi ginecóloga. Tras varios minutos de conversación me comunicó una noticia, que sé, le fue difícil darla.
“Clear Cell Carcinoma” en la cérvix refleja la patología de la biopsia que meses antes me había tomado ante el resultado anormal en mi prueba Papanicolaou anual. Con la misma calma y fuerza que mi madre hace 17 años tuvo y me enseñó, recibí la noticia y la compartí con mis seres más cercanos. Fue un proceso difícil ya que a pesar de ser hija de sobreviviente nunca espere enfrentar un diagnóstico como ese a mis 34 años.
Seguido, llego a mis manos un gran médico, un ángel como algunas de sus pacientes nos referimos a él, el Dr. Pedro Escobar. Desde ese momento fueron surgiendo procesos de evaluación interna, de muchos sentimientos, reproches y de reclamos, que fueron vitales para enfrentar mi diagnóstico.
Uno de estos procesos fue el enfrentar la primera noticia que me comunicó mi oncólogo, por el momento procedía hacerme una histerectomía radical. En mi mente automáticamente paso el hecho de que no podría ser una madre biológica que pudiese cargar su criatura. Asunto extremadamente doloroso para mí, ya que había soñado con ello toda mi vida.
A través de mi proceso de pruebas médicas, fueron surgiendo nuevos procesos internos relacionados. ¿Por qué haber esperado tanto tiempo para tener hijos? y ¿por qué poner como prioridad mi carrera?, esas fueron parte de las preguntas que me he hecho en este proceso. Un proceso muy interno, personal y en ocasiones solitario que pasamos muchos sobrevivientes ante una noticia tan impactante como un diagnóstico de cáncer ginecológico.
Gracias a Dios, a realizarme mi PAP anualmente y tener un médico extraordinario hoy me encuentro con mucha salud, con mucha fuerza para enfrentar cualquier otro asunto en mi vida, feliz y bendecida de tener tres grandes tesoros (mis sobrinos) que son mi norte en la vida, y afortunada de ser ejemplo de que hacerse el Papanicolaou anualmente salva vidas.
Ante todo ello aprecio hoy día más que nunca el tiempo que paso con mis seres amados, con mis amistades y elijo mis batallas ya que no todo puede ser controversias. Vivo más enfocada en las metas que me he trazado sin perder en perspectiva mi alrededor. Sigo en la búsqueda de un balance y de entender que a pesar de que hoy día poder tener la opción de ser madre que cargue a su criatura a término, gracias al procedimiento que me sometí, hay otras maneras de lograr mis instintos maternales y formar seres de bien para nuestra sociedad. En síntesis y, como dice un gran amigo y colega, “he aprendido a vivir un día a la vez”.
A un año de mi diagnóstico vivo agradecida de una nueva oportunidad de vida.
Por: Janelise Torres Marrero
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