… aunque sea para comprar una libra de pan en la esquina
Hace algunos meses fui a la boda de mi cuñado. Como es mi costumbre planifiqué de antemano la elección de mi vestuario para el evento. Todo comenzó, como siempre, con la elección de los zapatos. Resulta que desde hace algún tiempo tenía unos zapatos ESPECTACULARES que utilice para una sola, única, escasa y solitaria ocasión. Altísimos, color champagne con rosado, perfecto corte y diseño y para poner la cereza en el tope del helado … hechos a mano. Oh, todo estaba pre destinado. ¡Era la ocasión perfecta para utilizarlos! Boda de exterior, colores veraniegos! ¡OMG sería la sensación!
Solo faltaba contarte un pequeño detalle, los zapatos tenían cinco años de edad. Si, si, si… ya sé de las historias de los zapatos guardados por mucho tiempo, ya he sido protagonista de algunas de ellas. Pero firmemente creí que estos zapatos serian la excepción.
¡Y el tan tan ta ran se convirtió cran cran cran cran!!! Luego de la ceremonia los novios corrieron a tomarse las fotos en los palmares y yo a esconderme detrás de ellos en lo que mi príncipe azul llegaba con el repuesto. Demás esta decir que mi mamá me dijo: ¡TE LO DIJE!
Ya mas tarde en la noche molesta conmigo me preguntaba de que me sirvió el guardar semejantes reliquias para una ocasión especial si al final nadie los pudo disfrutar.
En ocasiones en la vida guardamos cosas nuevas y lujosas pues pensamos que el presente no es digno de ellas. De alguna manera concluimos que es preciso construir momentos perfectos para esas perfectas cosas. Sin embargo cuando todo se quiebra y esfuma nos quedamos con la sensación de haber guardado mucho para disfrutar y construir poco.
Esperamos el momento perfecto para hablar con nuestros hijos, hacer un retiro o declararle el amor a ese alguien especial. Guardamos en la gaveta nuestros planes, palabras y sueños mientras el hollín los va desvaneciendo. Nos perdemos la posibilidad de disfrutar el presente por planificar un perfecto futuro.
¿Cuantas veces no esperamos el tener el empleo deseado para fajarnos y dar el 100% en este o cuantas otras congelamos los dotes románticos y detallistas hasta que aparezca la perfecta pareja? Mientras tanto aquí y a los inmediatos les ofrecemos la mediocridad de nuestras prendas esperando galas en respuesta.
Entonces pensando en esto desde hace un tiempo empecé a usar mis mejores zapatos. Aquí y ahora. Sin tan siquiera juzgar si lo merece la ocasión. Ya no quiero que la vida me sorprenda con un hermoso y nuevo guardarropas que al final no sirvió para nada.
Lo que planificas para cuando estés en tu nueva casa o cuando tus hijos vayan a la universidad, hazlo hoy. Sorprende y sorpréndete. Luce lo mejor de ti ahora, pues mañana la vida puede quebrar las posibilidades de compartir lo que eres y lo que tienes con los que amas.
Total que nadie es recordado por sus intenciones o pensamientos sino por lo que dejo salir de estos.
2 Comments
Raisa Torres
20 octubre, 2016 at 5:48 pmSaludos. Al leer este artículo me trae muchos recuerdos. Pues era una de esas que siempre estaba planificando mi futuro y por supuesto el de mi familia. Cuando trabajaba fuera del hogar escribia grandes películas en mi mente precisamente pensando en cuando ya los nenes esten grandes haremos esto y haremos lo otro. Ya conoces mi historia aunque no reniego de ella y la he aceptado en el amor de Dios.Pero bien lo dices hay que vivir el momento,hay que vivir y dusfrutar de todo lo que tenemos hoy. El futuro es incierto. Siempre le estoy diciendo a mis hijos que ya estan jóvenes cuando tengan deseos de hacer algo de vivir alguna aventura si esta a tu alcance en el momento debes hacerlo. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy pues no sabemos que circunstancias lleguen a tu vida y no te permitan vivir la experiencia. TQM
Carolina
21 octubre, 2016 at 3:16 amWow si! quien mejor que tu para mostrarnos esta lección! La fatiga nos viene de mirar a lo lejos, yo se que tu siempre miras el presente y te permites disfrutarlo.